DÍAS SIN HUELLA (1945)

|
"Puede que (el alcohol) me destroce el hígado, pero ¿qué le hace a mi cabeza? Soltar el lastre para que el globo se alce... dejo de ser un tipo corriente, ¡Soy uno de los grandes genios! ¡Cruzo las cataratas del Niágara como un funámbulo, ¡Soy Miguel Ángel modelando la barba de Moisés! ¡Soy John Barrymore antes de que el cine lo ahogara! ¡Soy Jesse James y sus dos hermanos! ¡Soy William Shakespeare! Y aquello de allí afuera ya no es la tercera avenida... ¡Es el Nilo! Por él se desliza la barcaza de Cleopatra."


Se nota que estamos en verano y que las productoras cinematográficas se limitan a cumplir el expediente obsequiándonos con rellenos que en otras situaciones muy difícilmente nos harían dejar la terraza del bar, el acompañamiento de una buena rubia en jarra, de una o más rubios/rubias, morenos, morenas y una charleta agradable, dicho "fisnamente", sobre lo güay de banday que se lo va a montar la selección de furbor o en su defecto los olímpicos.

Así que viendo el panorama, harto estéril, adueñado por los "Madagascar 3, de marcha por Europa", que se quedan "Impávidos" contemplando el "Skylab" (eso, "Entre Nosotros") y que somos "Amanecidos" sobre una "Terraferma" porque hemos vuelto a dar "12 pasos sin cabeza" en plan pirata, como no hay nada mejor que echarse a la vista, he optado por revolver entre mi videoteca para alegrarme el día, antes de que venga Murphy a tocarme...¡a tocarme lo que sea, que todo lo queréis saber! (la curiosidad mató al gato, dicen)


Podía haber elegido cualquiera de las grandes pero en el mismo bloque de mi videoteca se encontraban ésta que comento hoy, haciendo compañía a "Días de Vino y Rosas" (1962, Blake Edwards), "Mañana lloraré" (1955, Daniel Mann) o "El Borracho" (Barfly, 1987, Barbet Schroeder) entre otras dedicadas a lo mismo, así que opté por un director reconocido por sus comedias (Primera Plana, 1974. la desternillante "Un, dos, tres" de 1971, "El Apartamento" (1960) o "Con faldas y a lo loco" un año anterior) llamado Billy Wilder en una de sus bajadas al infierno como en Perdición, (1944), Testigo de Cargo"(1957) o en El crepúsculo de los dioses (1950)

Y DA LA CASUALIDAD DE QUE "DÍAS SIN HUELLA" ES LA PRIMERA QUE TRATA EL ALCOHOLISMO COMO ENFERMEDAD Y DE UNA MANERA BASTANTE DESCARNADA. Luego vendrían las otras, las ostras y las sotas. Y el cava. Y el café, copa, otra copa, otra más y el puro.

“por la noche, sólo es un trago, pero por la mañana, una medicina”. ¡Por qué no abres el puto bar antes!


Días sin huella. TÍTULO ORIGINAL: The Lost Weekend (1945)

DURACIÓN: 100 min. Aprox.
DIRECTOR: Billy Wilder
GUIÓN: Charles Brackett & Billy Wilder (Novela: Charles R. Jackson)
MÚSICA: Miklós Rózsa
FOTOGRAFÍA: John F. Seitz (B&W)
REPARTO: Ray Milland, Jane Wyman, Philip Terry, Doris Dowling

PREMIOS: 1945: 4 Oscars: Mejor película, director, actor (Ray Milland), guión adaptado. 7 nom. Globos de Oro: Mejor película: Drama, Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película, 1946: Festival de Cannes: Gran Premio del Festival (Ex-aequo). Mejor actor (Ray Milland)

SINOPSIS: Don Birnam (Ray Milland) es un escritor fracasado a causa de su adicción al alcohol, adicción que lo ha destruido física y moralmente y lo ha convertido en un hombre desprovisto de voluntad. Con tal de seguir bebiendo es capaz de todo, incluso de robar. Tanto su novia (Jane Wyman) como su hermano intentan por todos los medios regenerarlo, pero sus esfuerzos parecen estériles. (FILMAFFINITY)

Imaginemos, aunque fue cierto, al director de esta cinta Billy Wilder a punto de coger un tren y comprándose una novelita. Esta fue "El fin de semana perdido", (“The Lost Weekend” (1944), de Charles R. Jackson (1902-1968). Sería su 5ª película y la iba a realizar con una temática a la que el mundo glamuroso y fanfarrón de Hollywood no estaba acostumbrado. Se rueda en las calles de NYC, interiores naturales de la ciudad (Hospital Bellevue, Harry and Joe’s Bar...) y en platós de Paramount Studios (Hollywood, L.A.), con un presupuesto de 1,25 millones de dólares. Acabó siendo nominada a 7 Oscar llevándose 4 (director, película, guión adaptado y actor). Se proyecta por primera vez en público, en sesión de preestreno, el 16 de Noviembre de 1945 en la Gran Manzana.

"No lo limpies, Nat...Deja que vea mi pequeño círculo vicioso...Sabes que el círculo es la figura geométrica perfecta...sin principio ni fin..."

Hasta esos años, recien eliminada la ley seca que provocó el efecto contrario del que se quería librar el "American Way of life" y con la "Depresión" rondando, la figura del borracho se había tratado en el cine en un plan, si no paternalista, sí como mera figura humorística realizada por secundarios de lujo. Incluso el cine negro hablaba que a causa de los desatinos del Hombre parecía que todo le abocase al pimple y a tirar de güisqui, aunque fuese del barato ("lo importante no es su precio. Lo que interesa es el alcohol que lleve")

Magnífico trabajo de Billy Wilder, quien demandó a la industria de las bebidas alcohólicas por ofrecer cinco millones de dólares a la Paramount para que no hiciesen la película. También hubo grupos que presionaron para que no se rodase porque creían justo lo contrario: que iba a fomentar la bebida.
Wilder muestra de forma admirable cómo esa visión simpática del borracho no es tal, los borrachos son enfermos que viven en un completo caos y una espiral negativa. Un alcohólico no es un degenerado, es un enfermo que no ha conseguido cargar con su impotencia, sus frustraciones o sus fracasos, algo que Ray Milland, con el apoyo de Janet Wyman nos recuerda continuamente ("Habrás visto que ni siquiera escribí la primera línea.No podías escribir el principio porque no sabias el final").

Es un ser que se siente culpable por algo que hizo, o por algo que no hizo, y busca huir de esa pesarosa realidad que lo asedia día y noche. Es un hombre impotente frente a la vida, que ansía una salida, pero al no hallarla, se refugia en las fantasías y el embotamiento que produce la bebida. Porque las apariencias engañan. Decía Alberto Cortez en una de sus canciones "el vino es bueno para beber pero no para hacer caminos". Y es tan débil que atraca una licorería como si fuese un banco. ¡Qué más da!


No menos impresionante es el trabajo de los secundarios pero en especial el de Ray Milland, un carismático actor que ya gozaba de la admiración del gran público por títulos como: “Beau Geste”, “El Mayor y la Menor” y “El Ministerio del Miedo”.
El personaje que interpreta es un total antihéroe ya que en todo momento miente y estafa como un bellaco. El alcoholismo es un circulo vicioso imposible de superar, como bien el personajes principal reconoce, por ello la vida se convierte en toda una mentira; engañando, robando sólo para conseguir un trago, Y eso sin olvidarnos de su amante novia en el film, de Jane Wyman (con la de viñedos que tenía Angela Chaning en Falcon Crest...¡vivir para ver!).
Tiene fallos como la escena no muy bien lograda del delirium tremens donde fallaron los recursos de la época. Era más una escena a lo Tod Browning que de Cameron y sus "avatares". Pero lo peor se nos queda en la aplicación del estupido código Hays, el de los finales felices salga el Sol por donde salga, culpable de que grandes películas de la época tuvieran un final impropio de su categoría. Algo, muy dentro de nosotros, nos dice que este no es el verdadero desenlace de la historia, tan pastelero y tan triunfador. Pero Wilder se evade y nos deja pensar por nuestra cuenta. ¿Piensa mal y acertarás?


Y para finalizar, el cáustico humor de Wilder está presente mínimamente, no como en otras obras suyas. Aquí la socarronería de los prestamistas es un punto de inflexión liviano. Llama la atención que, pese a estar producida en plena II Guerra Mundial, no haya alusiones al conflicto y casi a la Ley Seca. A veces se puede llegar a pensar que más parece un encargo de la sanidad estadounidense que la auténtica creación de un maestro del cine.

Os dejo con el trailer original y después el guión de la última escena. Nos leemos. Aullidos a la Luna.



Voy a describir todo este fin de semana, minuto por minuto. Empezaré por mí, ahí de pie haciendo la maleta. Solo que mi imaginación no estaba en la maleta, ni en el fin de semana, ni siquiera en las camisas que estaba metiendo en la maleta. Mi imaginación estaba colgada de la ventana. Estaba suspendida en el aire a medio metro de altura. (Se refiere a una botella que tiene escondida y colgada en la ventana)
…Y ahí fuera, en esa gran jaula de asfalto, me pregunto cuántos habrá en mi misma situación, pobres diablos consumidos por la sed. Para el resto del mundo cómicos personajes que se tambalean ciegamente hacia otro plano, otra copa, otra vida…”

0 comentarios:

Publicar un comentario